La pluma estilográfica, un instrumento de escritura utilizado durante siglos.
Aunque su forma y diseño han evolucionado significativamente a lo largo de los años, su origen se remonta a la antigua Roma, donde se utilizaban plumas de ave para escribir en pergaminos y papiros. Ahora bien, la pluma estilográfica tal como la conocemos hoy en día, tiene su origen en el siglo XIX.
En 1827, el inventor rumano Petrache Poenaru, patentó la primera pluma estilográfica moderna. Sin embargo, ésta no tuvo mucho éxito comercial debido a su alto costo y dificultad de fabricación. Tenía un depósito de tinta que se alimentaba de manera constante a través de un sistema por capilaridad.
Fue el inventor estadounidense Lewis Waterman, quien en 1884, patentó una pluma estilográfica que resolvió muchos de los problemas de las primeras plumas. Ésta, utilizaba un sistema de alimentación por gravedad y un mecanismo de cierre que evitaba que la tinta se derramara. La pluma de Waterman fue un éxito comercial y se convirtió en un objeto de lujo para la élite de la época.
A lo largo del siglo XX, la pluma estilográfica se popularizó y se convirtió en un instrumento de escritura común en todo el mundo. Sin embargo, con la llegada de los bolígrafos y las plumas de gel, perdió popularidad y se convirtió en un objeto de colección para los amantes de la escritura.
En la actualidad, su utilización ha experimentado un renacer, especialmente entre aquellos que buscan una experiencia de escritura más personal y satisfactoria. Encontraremos plumas estilográficas modernas, disponibles en una amplia variedad de diseños y precios, accesibles para todo tipo de usuarios.
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